martes, 15 de diciembre de 2009

Atada y desatada

Hay personas que nunca te van a ser indiferentes. A veces es por el pasado en común, por historias largas y años compartidos. A veces es porque te reíste mucho y nunca te volvió a pasar con otra persona (no de la misma manera, con ese entendimiento total). Otra vez fue por un atardecer sobre el Atlántico, con la luz ideal, la temperatura justa; te diste vuelta, lo viste y te enamoraste. Nunca lo olvidaste (aunque la historia entre ustedes empezó en ese momento y terminó 2 minutos después).
Pero eso no significa necesariamente que debamos pasar nuestra vida junto a esa persona. No justifica que nos torturemos por revolver un pasado irrecuperable, para rescatar un baúl de imposibles, para cuestionarnos por qué no, cuando la pregunta debería ser por qué sí. No todas las historias terminan en cuentas de banco en común, y está bien así, como decía sabiamente Meryl Streep en película psicoanalista.
Que haya algunas personas que nunca nos van a ser indiferentes habla de una historia bien vivida (o mal vivida, depende el caso). Y nada más.
De historias, hilos, emociones, encuentros y desencuentros se trata la vida, y detrás de ellos es que vamos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Disfraces cuestionables

Me acuerdo de mis actos escolares, y me viene a la memoria el año que me tocó ser paisano. Después soldado (4 veces): mamá terminó comprando el disfraz y el sable. Después paje del Rey (yo quería ser Cristóbal Colón, pero a pesar de mis ruegos no me eligieron). Y me encantaba. Nunca me cuestioné mi sexualidad, ni mis traumas a futuro, ni envidié a las que actuaban de princesas o de damas antiguas. Nunca.
Hoy me pregunto: por qué mi hijo varón no puede actuar de hada? O de bailarina? O, sin ir más lejos, de mariposa o de abejita?
Me enoja mucho no encontrar una respuesta aceptable.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Fórmulas metafísicas

Lo único que hace tolerable el pedo ajeno es el pedo propio.
No hay otra fórmula etílica.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Vacas flacas o vacas gordas

Hay algunas cosas que cuando escasean, no se extrañan; pero si se obtienen con frecuencia, no podemos vivir sin ellas.
Por ejemplo, la peluquería. Hacerse reflejos, o mechitas. O claritos. Nunca se te había ocurrido: hasta ahora, pelo natural, se cotiza sin canas, por ahí alguna tintura aclarante en el verano, tono sobre tono. Ahora, pasás por la peluquería para service completo y te quiero ver: asistencia perfecta todos los meses. Cada vez queda mejor, más profesional. Pensás que te parecés más a Jennifer Aniston. O a Gisele Bundchen. O a Flor de la V. Cuestión de gustos. Es un lujo, un gasto imponderable, pero vale la pena. Can´t live without it, de repente.

O el sexo, también. Las temporadas bajas no se extraña. Para qué? Sexo con desconocidos es una basura, todo el mundo lo sabe. Las primeras veces con un conocido, anche. Así que no nos perdemos de nada. Mejor salir con amigas, llenarse de ropa en invierno, evitar la cera, acostarse solita y en el peor de los casos, satisfacción por mano propia. Obvio.
Ahora, cuando lo tenés, y del bueno, agarráte. Porque no podés pasar dos días sin pensar en eso. No importa si él está cansado, si ya se echaron 2 polvos, si mañana hay que levantarse temprano, si los chicos pueden despertarse, si acá no da.
NADA IMPORTA.
Y lo peor es que no podés entender cómo hiciste para pasar tantos meses de hambre.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Pensamientos tudo bom

Recién llegada de una experiencia sensorial en Ibiraquera, debo decir que no necesariamente es en vacaciones que las ideas dejan de fluir, sino que al vacacionar (ellas también) sencillamente toman un tinte más exótico y decontracté. Surfean otra onda, bah.
Uno de los pensamientos que pasó por mi cabeza fue que muchos de nuestros blogs son hijos de John Kennedy Toole, y de su genial y póstuma obra, La Conjura de los Necios.

viernes, 20 de noviembre de 2009

A mí me parece

Hay pocas cosas más valiosas para mantener la amistad a lo largo del tiempo que el sentido del humor. De hecho, hay pocas cosas más útiles en la vida, y es una clara señal de inteligencia. Yo no podría vivir sin una mirada humorística sobre mis desventuras y sobre las de los que me rodean.
Hoy confeccioné con gran dedicación una lista de todos mis amigos, en la cual aparecen en los primeros lugares los cínicos, los graciosos, los de humor negro, los de risa fácil; y en los últimos puestos los solemnes, los moderados, los susceptibles y los quejosos.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Clasificación de madres: la fotógrafa profesional

Nunca entendí a las madres que van al acto de sus hijos, y no contentas con sacarle fotos a SU propia criatura sobre el escenario, dedican toda su atención a fotografiar a los compañeros, la escenografía, las maestras, a la directora discurseando bienvenida. Lloran, sacan fotos, obligan al marido a filmar y desenfocan en todo el proceso.
Además, antes del acto toman fotos de los niños disfrazados de cangrejos, monos, soldados y arbustos en mitad de la vereda, abrazados a otros compañeros, con otras madres, solos. Se confunden y sacan a un grupo donde no está su hijo, se sacan entre ellas, con sus hijos, con otras madres.
Y al finalizar el acto, en vez de huir desesperadas en busca de un café y un tostado, forman un piquete a la salida del salón de actos, donde se amontonan gritando, empujando, disparando sus cámaras con flash hacia todos lados, y obligando a sus hijos agotados y transpirados a repetir el mismo ritual de la vereda. Como si no hubiera sido suficiente.

Peor que Alcatraz

Te sentís bárbara una semana. Diez días. QUINCE. Llegás a desconfiar de tan armonioso estado mental, de tanta paz de espíritu. Pero sigue. Y no hay conflictos, o si hay son menores, o si son mayores pasan a la cama y de ahí al olvido. Y tomás LA decisión: no más terapia. Ya estás bien. Cómo no se dan cuenta? Todo entendido, incorporado, apre(he)ndido, superado.
Y el día antes de anunciarle a tu terapeuta que no vas a ir más, que te vas a tomar vacaciones para siempre de terapia, que te vas a Katmandú a proseguir tu camino de elevación espiritual... ZÁCATE! Same old story.

Por suerte no anunciaste nada. Cabeza baja, pico y pala otra vez.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuando llueve, llueve

Diluvio y corte de luz. Odisea de 50 minutos para atravesar 20 cuadras en taxi. Llegamos a casa empapados y nos miramos. Un poco desorientados.
Me pregunta, "Y ahora qué hacemos? No se puede hacer nada sin luz. No hay tele, no hay juegos en la compu."
Y justo cuando estoy a punto de decirle que la vida está llena de opciones sin pantallas, que puede jugar a miles de cosas sin luz, me viene a la mente que no voy a poder ver el mail. Ni escribir y leer blogs. Ni mirar el pronóstico del clima en windguru. Ni leer el diario online. Ni chatear con mi hermana que vive en París. Ni calentar TODO en el microondas. Ni secarme el pelo.
Que no voy a poder hacer nada de nada.
Y me guardo el discurso sobre la vida sin tecnología y suspiro. Y le digo que esperemos, que tiene razón. Que yo tampoco sé a qué jugar.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ayer, hoy y siempre

Cuando sos chica y vas al colegio, la infancia no transcurre en armonía entre la clase, el recreo y campeonatos de payana: se arman indefectiblemente bandas y grupitos que te dejan afuera o te dejan adentro, y eso sella tu vida para siempre.

Algunas forman alianzas basadas en su belleza de princesas y en sus rizos dorados: esas se casan todas con chicos del mismo colegio, forman parte del mismo club, sus maridos van a ser amigos entre sí y van a tener 4 hijos cada una. Alrededor de los 40 años la mitad del grupo se divorcia o cae en el alcoholismo, y terminan de revival en los brazos de un pibe de 20 que les sirve de amante y levantador de autoestima.
Otras se juntan por intereses o juegos en común: esas van a fundar asociaciones y a trabajar en empresas exitosas, se van a casar más tarde o nunca y van a ser deportistas y activas.
Hay quienes se hacen amigas porque las mamás las incitan, las empujan, a formar amistad con las elegidas: esas van a ser siempre unas frustradas, persiguiendo el sueño de lo que no fueron; son las eternas wannabes, enamoradas del chico equivocado y que terminan conviviendo con el que sobró y les dio bola.
Otras forman alianzas porque son las que quedaron solas y se sienten más fuertes en la unión: ese grupo es totalmente heterogéneo, y nos regala desde una cantante de ópera hasta la directora de una multinacional.

Y, last but not least, están quienes se hacen amigas porque se reconocen en la otra. Inventan códigos y secretos que más tienen que ver con la imaginación y la creatividad que con actividades tradicionales en niñas de su edad. Se ríen del mundo, crean otros nuevos, y la vida las junta una y otra vez: aquí, allá y en ningún lado, porque su amistad es un eterno devenir y los códigos y los secretos son siempre los mismos, en cualquier lugar que se encuentren.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Encuentros terapéuticos III

Y a veces una se preocupa tanto porque piensa que tiene que definirdecidirelegir, y en el fondo se trata más de poder controlar la incertidumbre y no elegir nada por apuro. Poder tomar un licuado de banana con angustia, dice mi terapeuta. Dice que no pasa nada, que la vida es un proceso lento de cosas rápidas.
Y yo soy especialista en decisiones rápidas, y si hubiera tomado todas las que pensé, ahora tendría 7 hijos y no tendría ninguno, y estaría haciendo parapente en Córdoba, fumando un porro en Hawaii, trabajando de broker en la Bolsa, casada 3 veces y separada 5, y soy todas esas y no soy ninguna, y no necesito tomar decisiones porque me definió mucho más no tomarlas.

martes, 3 de noviembre de 2009

Plain and simple

La gente con desorden de personalidad escribe mails con tipografía en color y MAYÚSCULA.
O en los mails de madres que recibo a diario, fervorosas amantes de llenar sus espacios y su vista con letras coloridas.
O la gente que tiene muchos secretos.

Pero nadie en sus cabales sigue jugando con las fuentes en el 2009.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Las mujeres son de Venus (y de Marte)

Tengo la ingrata sensación de que las mujeres nos alegramos tremendamente cuando sobresalimos en una actividad (intrínsecamente) masculina, pero no sucede lo mismo con los hombres y las actividades (so-called) femeninas.

Por ejemplo, yo me siento muy feliz si juego soberbiamente de 9 al fútbol con amigas, o si alcanzo el tiempo de mi novio corriendo 15 km, o si me meto a surfear a la par de mis amigos.
Pero por qué será que ningún hombre (heterosexual?) se siente particularmente gratificado si aprende a bordar un almohadón, a preparar con dignidad una ensalada, o a combinar con decencia y buen gusto la vestimenta de sus hijos?

miércoles, 28 de octubre de 2009

Esmalte barato y filosofía de gomas

Odio la expresión es muy femenina. Y peor cuando se utiliza como elogio. Es como ser muy masculino. No entiendo la necesidad del énfasis. Por qué alguien necesita ser muy femenina, y qué es ser muy femenina?
Estar sentadita en la playa, por ejemplo, cruzada de piernas y con sombrero de paja, mientras una chica surfer nada femenina pero con mucha onda se levanta a tu novio entre las olas?
O tener la casa muy femenina, llena de adornitos inmundos e inútiles, cortinitas de puntilla y olor a Alparamis, y muchos almohadoncitos inútiles en la cama, en los sillones y en las sillas de la cocina?
"Ah", comentan admirados los trogloditas, "acá SI que se nota que vive una mujer!"

Para mí, eso es directamente un insulto.
Ser femenina es tener talento para seducir desde un lugar innovador y sorprendente.
El resto es copy-paste y esmalte barato.

viernes, 23 de octubre de 2009

Glamour o la otra puerta

Hay infinitas ocasiones en las que una está convencida de ser la reina del lugar y en realidad no es más que el hazmerreír del evento. Generalmente sucede cuando involucramos alcohol o sustancias ilícitas. En esas ocasiones nos reímos a los gritos, nos contorsionamos con pasitos de baile que nos hacen sentir súper sexies, sacudimos la melena de un lado al otro y nos convencemos de que todos nos miran fascinados.
Recuerdo una noche de ésas con mi amiga A y unos cuantos drinks de más en vacaciones estivales. Encontrándonos de estupendo humor, decidimos salir a bailar a pesar de nuestro terror histórico a compartir la pista con adolescentes veraneantes. Nos pareció que con el glamour natural era más que suficiente, así que en jeans, colita, a cara lavada y en bici (para quemar calorías), partimos haciendo eses por las calles (igual no necesitamos maquillarnos porque así parecemos más chicas, reflexionamos). Entre risas y tropezones nos pusimos en la cola para ingresar al lugar (un poquito humilladas porque no nos proponían entrar directamente, con los años de boliche que tenemos). Nos sentíamos geniales, rockeras, espléndidas en la ignorancia de nuestro aspecto.
A pesar de nuestro desenfoque mental, pudimos apreciar que estaban todas bastante más producidas que nosotras, y que se iba formando como un vacío alrededor nuestro, mientras la gente se alejaba y murmuraba entre sí. Para terminar de despejar nuestras dudas, se acercó un urso de seguridad que nos humilló sin piedad al pedirnos que nos retiráramos de la cola, y con una sola frase borró cualquier rastro de glamour de nuestras vidas:
"El personal de limpieza entra por la otra puerta, por favor".

lunes, 19 de octubre de 2009

Feliz Día, Mamita. Tenés 1 hora.

Ayer me encontré en el río con un conocido que comparte deporte-pasión con su mujer, que es de lo más simpática y civilizada, debo decir. Tienen dos hijos que no molestan para nada, y naturalmente festejaban ayer el Día de la Madre.
Cuando me acerco a él, lo veo en la orilla con las criaturas, espectáculo por demás insólito porque está siempre haciendo windsurf. Le pregunto por su mujer D, y muy orgulloso me contesta que "por ser el Día de la Madre, hoy le tocó navegar a ella, mientras él cuida a los chicos UNA HORA".

Me encantaría presenciar la reacción de este conocido mío tan amable, si D le dijera que por ser el Día del Padre hoy puede jugar al golf mientras ella cuida a los chicos UNA HORA. Los otros días no. Voy a rezar para que ella se ilumine y le diga eso.

viernes, 16 de octubre de 2009

La moneda volvedora

Y después nos quejamos de las consecuencias, pero yo estoy firmemente convencida de que no son la sociedad ni las otras mujeres ni los amigos, sino las madres de hijos varones las culpables de todo.

martes, 13 de octubre de 2009

Clasificación de madres: la rockera

Hay un tipo de madre renegada, que se niega a adaptarse a los estándares esperados. Combina sus pasiones adolescentes con sus responsabilidades actuales, con resultados dispares o disparatados. A la salida del colegio de su hijo acude con anteojos negros muy grandes, jeans trash y remera de Ramones. Durante el día incluye a su hijo en sus clases de guitarra o lo lleva a pasear en cochecito por la Bond Street, y por la noche lo deja dormido para ir a rockear a los antros más tenebrosos de la ciudad. Se rodea de amigos sin hijos y no soporta las charlas de las señoras casadas y aburridas que con gran excitación planean un viaje "todo de familias" a Claromecó. A la madre rockera las otras madres la miran con miedo y un poquito de rabia, porque en el fondo saben que sus maridos se mueren de ganas de charlar con ella pero no se animan por miedo al qué dirán. Y se mueren de envidia cuando escuchan que, en sus vacaciones, la madre rockera hace surf o escala el Himalaya con su pareja.
La madre rockera tiene novio o es separada o vive en pareja. Pero jamás de los jamases llevó una alianza de oro en el dedo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Y los años pasan

Hay veces que uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. Sin importar el costo. Sin importar las consecuencias. Solamente HAYQUE hacerlo.
Como cuando tenía 14 años e inauguré mi temporada de boliches en los veranos. Mi papá sólo me dejaba salir a bailar 2 ó 3 veces por semana, así que me encerraban literalmente en la casa y guardaban la llave bajo su almohada, convencidos de que así me tenían enjaulada. Tardé 20 minutos en descubrir que la ventanita de mi cuarto se abría los centímetros justos para que pasara toda mi pubertad en ebullición, y comencé a escaparme sistemáticamente. Cuando me arrastraba por el antepecho de la ventana hacia atrás para saltar de la manera que me parecía más segura, me quedaba el culo al viento y la remerita se me enrollaba hacia arriba. Durante esos minutos rezaba desesperadamente para que no apareciera un pervertido borracho por atrás de la casa, o un auto de la calle me alumbrara con los faros. Me llenaba de raspones la panza, las rodillas y los brazos, y cuando saltaba me caía sentada hacia atrás, con consecuencias irreversibles en mi peinado y la limpieza de mi atuendo. Así, en ese estado, me iba solita al boliche, donde me encontraba con mis amigas (que por supuesto no sospechaban lo que me había costado llegar hasta ahí), y la noche terminaba abruptamente cuando alguien me preguntaba “Ese no es tu papá?”, y yo me sentía en una película de terror al ver avanzar a papá, en pijama y campera, buscándome para llevarme de los pelos a casa.

Los años pasaron y mi comportamiento no cambió. Lo que cambiaron fueron las circunstancias. Al final, somos lo que somos.

jueves, 8 de octubre de 2009

Encuentros terapéuticos II

Justo ayer nuestro terapeuta me decía que no existe lo normal o lo anormal. Que no hay todo ni nunca, ni siempre ni todos. O sea, que cada caso es único en sí mismo y no se puede generalizar.

Creo que me dejó sin ideas para el blog.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Old habits die hard

Y no es que si te muestran todo, se te va a la curiosidad. Noseñor, eso es mucho más aburrido y arruina todo el juego. Porque quién puede describir la emoción de revisar un celular o un resumen de la tarjeta de crédito, la taquicardia maravillosa al encontrar una carta en el fondo de un cajón, arrugada y llena de polvo, la adrenalina de descubrir una caja llena de fotos de sus ex (con suerte, gorditas y con peinados ochentosos), o de dar en la tecla con el password de su mail? De eso se trata todo, del juego, de ser sherlock por un rato.
Porque cuando te abren todas las puertas ya no es divertido. Es como que te dicen "ya sé que tenés un problema, adelante, mirá todo", y de repente te sentís la peor de todas. Qué sherlock ni nada.

lunes, 5 de octubre de 2009

El Secreto

Cuando era chica y vivía con familia completa, tenía siempre la sensación de que cuando cumpliera 18 años me iban a contar "el Secreto". No sabía qué secreto era, ni en qué podía cambiarme la vida, pero era una certeza absoluta, como saber que cuando cumpliera 18 iba a sacar el registro. Mi vida me parecía aburrida y chata, sin emociones, y viví muchos años convencida de que "el Secreto" iba a sacudir mi vida para siempre y a darle un sentido clarísimo. Como que era adoptada, o que papá y mamá en realidad se odiaban y estaban casados con otras personas, o que éramos exiliados de otro país. No sé, algo.
Obviamente llegó mi cumpleaños número 18 y no pasó nada. Esperé ansiosa hasta la noche, y nada. Y en el 19 tampoco, y en el 20 menos. Y fue ahí cuando empezó todo, más o menos.
Como no renuncié nunca a la idea del Secreto, decidí buscarlo yo. Entre las pilas de sweaters de mamá, entre las medias de papá. Más tarde en la casa de mi novio, entre las facturas a pagar apiladas en su mesa de luz, en los roperitos del baño, en la basura después de un asado con amigos. Y encontré cosas, no voy a decir que no, pero ninguna me sacudió la vida ni le dio un sentido clarísimo.

Varios años después de haber comenzado la búsqueda, empiezo a darme por vencida. Estoy cansada de buscar. Creo que voy a vivir a ciegas, con la sensación de tener siempre el Secreto al alcance de la mano, pero que probablemente no se me revele nunca. O que cuando se revele, va a estar en el lugar más insospechado. Donde todavía no busqué, donde no me animo a entrar. Donde están todas las respuestas.

jueves, 1 de octubre de 2009

Zen no es redituable

A veces está bueno escaparle al conflicto. Como cuando te salís de la vaina por contestarle una barbaridad a tu novio porque se la merece, y en cambio prendés la tele y te colgás con una serie, y cuando te acordás de nuevo no era tan grave lo que había pasado. O como cuando una amiga te dice algo horrible y te ofendés, pero por adentro la perdonás y decidís hacer de cuenta que nada, porque la amistad lo vale. O cuando tu ex marido te dice que te vayas a la mierda si le pedís un ajuste de la cuota de alimentos, y vos en vez de llamar al abogado te quedás tranqui y pensás que a la larga ya se va dar cuenta. Y te agarrás de eso, de que a la larga todo el mundo se da cuenta, porque sino vas y rompés todo. Y está buenísimo sentirse zen y bajo control.

Pero después de un rato te das cuenta de que te quedaste con las ganas. Del conflicto, digo. De romper todo. Es como si ahora tuvieran dos deudas con vos, una por lo que pasó y otra porque no rompiste todo. Y te preguntás cuál es el premio de ser zen.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ahora entiendo todo

El viernes fui a ver el Ballet Contemporáneo del San Martín. Fiel a mi costumbre, decidí asistir sola y al mediodía, por lo que la sala estaba repleta de señoras over 50, bailarines aficionados y familiares del elenco. Al lado mío se sentaron una señora de alrededor de 60 años y su amiga, ambas dos con anteojos, carteras, bolsas, tapados y paraguas, que diseminaron con sus fragancias varias y a la buena de Dios, entre sus butacas, la mía y el piso. De más está decir que entablaron amigable conversación en voz alta desde que se sentaron hasta que aparecieron los bailarines (y hubieran seguido si yo no les hubiera sibilado un CHHHH! con cara de orangután).
La cuestión es que una le contaba a la otra que había visto a la familia de Marcelo, que los nenes habían crecido un montón, que Marcelo estaba re deprimido y no sé qué más. En eso, escucho que la amiga le pregunta "Y el más grande? Era tan buenmozo ese muchacho...", y la señora le contesta "Ah, no, ese debe ser GAY porque no se casó, y ya tiene como 30 años".

Era todo tan simple. Y yo que me hacía tantas preguntas acerca del comportamiento escurridizo y promiscuo de los señores de esa edad... Y eran todos GAYS!

Club de fans

Hoy es un día especial. Me acabo de enterar que vuelve Niño Pol.
Estoy ansiosa.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Malditos onanistas II

Estaba releyendo mi post anterior y me di cuenta de que ese día selló para siempre mi destino. Fue como una metáfora anticipatoria. O una advertencia premonitoria.

Cada vez que me aburro, que reviso, y que meto la manito donde no debo, me pasa algo ho-rri-ble.

Pero siempre. Lo juro.

Malditos onanistas

Si hay algo que no me banco, es que los hombres sean pajeros abiertamente y las mujeres a escondidas. Y cuando digo abiertamente, me refiero concretamente a lugares insospechados. Como lo que me pasó en un viaje romántico.

Hace casi 12 años, en los albores de mi juventud, decidimos irnos con mi novio de entonces a las Cataratas del Iguazú. En medio de grandes dudas, sacamos pasajes por Austral porque nos pareció más seguro que Aerolíneas y nos encaminamos con gran emoción a Aeroparque. No despaché nada porque mi equipaje era una mochila Jansport (en esa época me sentía más libre y más hippie si llevaba todo aplastado en una mochila. Si lo pienso de nuevo, ahora también). Buscamos nuestros asientos, y como estaba previsto nos tocó uno ventanilla y el otro al medio. Yo me senté en el medio y me agarró como una sensación de adultez cuando abrí una revista del freeshop y empecé a hojearla, mientras mi novio miraba concentrado por la ventana quién sabe qué, porque estábamos completamente inmóviles todavía.
Como no soy una chica tranquila, y mi novio no era de esos que te alegran el día, en seguida me aburrí y empecé revisar todo lo que tenía en el bolsillo del asiento de adelante: auriculares, soquetes (para ir a las Cataratas?), varios folletos, y una bolsita misteriosa de papel. La saqué y, de puro curiosa nomás, metí la manito adentro. Sentí una sustancia calentita y pegajosa, y con un grito saqué la mano pensando que era vómito. Pero, con negras sospechas, me la olí y (no quiero especificar lo que era en realidad).

Malditos onanistas. Me arruinaron el viaje.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Clasificación de madres: la Fanática del Mail

Si hay algo que ha convertido mi vida en un infierno los últimos años, han sido las cadenas de mails. Y no me refiero a las cadenas promocionando un producto, o prometiendo riquezas si reenviamos a la virgencita de Baradero. No, esas son una bendición comparadas con las cadenas de MAILSDEMADRES.
Las madres tienen la tediosa costumbre de contar todo, pero todo, lo que transcurre con sus vidas domésticas. Incluso cuando no tiene absolutamente nada que ver con el mail original. En persona, una puede mirar discretamente hacia otro lado, hacerse la que recibió un mensajito de texto, poner la mente en blanco o cambiar de tema. En cambio, por mail no tenemos escapatoria. Y digo que no tenemos escapatoria, porque no podemos escapar a la angustia de que si no lo leemos nos perderemos de algo Importante.

Delegada de la clase: "Quiero avisarles que la comida de padres que habíamos planificado para el martes se suspende. Les avisamos cuando pongamos nueva fecha así no nos perdemos los cuentos y chismes de los últimos meses!"

Madre discreta: "Gracias, menganita, por avisar y ocuparte."
Madre tarada 1: "Qué lástima, menganita! Yo ya había organizado todo con una niñera nueva amorosa que conseguí para dejar a los gordos y poder ir con Cristián, que se moría de ganas! Seguro se suspende?"

Madre tarada 2: "Ay, yo espero que se pueda hacer cuando volvamos de Las Leñas con Jorge y los chicos, no me la quiero perder por nada! Además esta semana Luqui, el de segundo grado, estuvo con un poco de fiebre y estamos rezando para poder irnos. Please, chicas, recen que ya tenemos todo pagado!"
Madre tarada 3:"Ay, tarada 2, qué drama! Te re entiendo, yo el año pasado en Disney la pasé pésimo porque Carlos se tuvo que volver antes por laburo y me quedé sola con los chicos! Voy a rezar para que puedan esquiar en familia!"

(Seguro se volvió por laburo, pienso. Estaba harto de todos, Carlos. Yo voy a rezar para que se te rompa la computadora)
Siguen los mails multiplicados por 30.

Finalmente, yo: "Gracias por avisar, menganita. Si no se puede reorganizar la comida, no te preocupes. Igual nos vemos todas las mañanas, todas las tardes y además tenemos los mails de todos los días. Besos".

martes, 22 de septiembre de 2009

La obsesión de obsesionarse

Cuando no sé qué hacer, me obsesiono. En algún lugar entre mi depertar feliz con cachorro al lado y mi caminata al trabajo, me obsesiono. En algún punto entre mi satisfacción de vivir y mi clase de teatro, me obsesiono. Y si pasan muchos días tranquilos y me aqueja la sensación de que me falta algo, me acuerdo que me olvidé de obsesionarme.

Las mujeres nos obsesionamos con muchas cosas: nos obsesiona una linea de esmalte corrido, las calorías reales del sushi, chequear el mail cada 43 segundos, esperar el único mensaje de texto que no va a llegar nunca. Nos obsesiona la culpa de no ir al gimnasio, el viaje que no hicimos nunca, la mina que estuvo 3 minutos hace 14 años con nuestro novio, el llamado misterioso que vimos en el celular de nuestro marido y que nunca averiguamos de quién era. Nos obsesiona el pasado y el futuro.
Pero a un nivel más secreto, más profundo, nos obsesiona no obsesionarnos. Nos obsesiona olvidarnos por un segundo que dependemos de una lista de obsesiones para sentirnos tranquilas y completas, y soñamos con ser dignas y fuertes. Soñamos con trabajar de lo que queremos, la cantidad de horas que queremos, sin obsesionarnos con la culpa por nuestros hijos ni por la presión de nuestros jefes; soñamos con comer todo lo que nos entre, sin obsesionarnos por la bikini de enero; soñamos con estar con la persona correcta, sin obsesionarnos con la persona equivocada. Y soñamos tanto y con tanta fuerza, que nos obsesionamos de nuevo.

lunes, 21 de septiembre de 2009

It´s my nature

En la película Someone Like You se representa una de las típicas secuelas de la vida cotidiana: Jane (el personaje de Ashley Judd), mantiene una relación de unos pocos meses con un productor, que le rompe el corazón a Jane al desaparecer bruscamente y sin mucha explicación.
Quién no estuvo en el lugar de Jane? Pero a diferencia de la mayoría de las mujeres, Jane no se queda sentada llorando, sino que se inventa un personaje anónimo en una columna editorial y desarrolla una teoría, según la cual los hombres usan a las mujeres hasta que se cansan de ellas y pasan a una "vaca" mejor y más nueva.
Lo interesante de todo esto no es la teoría de Jane, bastante trillada, sino el personaje más machista y superficial de la película, Eddie (encarnado en Hugh Jackman). Eddie, tras agotarse y aburrirse con las teorías feministas de Jane, le diagnostica que va a pensar siempre mal de los hombres y que su vida va a estar signada por fracasos sentimentales porque está "en su naturaleza".

Me quedé pensando... Y si nos hiciéramos cargo de nuestra naturaleza? De nuestra manera de encarar las relaciones, de nuestra obtusidad en demandar cosas cuando no es el momento ni la persona indicados? En repetir comportamientos que la experiencia nos ha demostrado largamente que nos lleva a mal puerto? Qué pasaría si en vez de detenernos tanto tiempo en lo que nosotras queremos y esperamos y demandamos de la víctima que nos sacó a tomar dos daiquiris, pudiéramos hablar su idioma, meternos en su mundo, reirnos con sus sandeces y amoldarnos nosotras sin prejuicios?
En mi naturaleza se destacan la desconfianza como deporte, la belicosidad más exacerbada, la defensa a muerte de las teorías más descabelladas y estériles, aún a riesgo de perder una relación para siempre.
Hoy me levanté con la confusa sensación de que toda la experiencia que he tenido (y como dice sabiamente mi amiga E, toda experiencia es mala), no ha sido culpa NECESARIAMENTE de la idiotez de los otros.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Clasificación de madres: Perfecta

La hora de salida de los chicos del colegio recolecta un material valiosísimo a la hora de clasificar algunos de los estilos posibles de madre que más nos deleitan (y más aún si conocemos sus trasfondos y secretos más oscuros).

Entre mis favoritas está Perfecta: es rubia (y si no lo es, se encargó de serlo), tiene casi siempre el pelo atado en una media cola, usa pantalones un poco altos de tiro, es flaca pero no muy, adora las poleras y camisas cerradas hasta el cuello, e invariablemente ostenta una crucecita de oro colgando hacia afuera (en su reemplazo, uno de esos colgantes que parecen con niños ahorcados también sirve). Es siempre la más desenvuelta y la más comunicativa con las otras madres porque sabe que pisa fuerte a la salida del cole: o es ex alumna, o su marido es director de una empresa y entrenador de rugby de tercer grado. Como no trabaja pero quiere parecer ocupada, empezó hace tres años a correr maratones y a entrenar con un personal trainer. Habla de eso cada vez que alguien le dirige la palabra, y se da mucha importancia porque salió 967 en la última maratón de 2 km.
Perfecta es la que organiza todas las reuniones de madres con los maridos en su casa, la que manda muchos mails con cadenas de rezos y misas por gente que no conoce o la que critica horrorizada una obra de teatro donde se exhibe el pecho desnudo de una bailarina.

Lo que pocas saben es que Perfecta sostiene un fogoso romance con el personal trainer hace cuatro meses. Que el marido exitoso no está nunca porque se la pasa viajando a destinos poco convincentes, y que Perfecta le cuenta todos los detalles cochinos de su affaire a una amiga un poco descarrilada porque tuvo un hijo y se separó, así que ya no ranquea entre las madres respetables y puede servir de oído. Perfecta odia a su marido pero no va a separarse nunca, así que elige sonreir y pavonearse, y asume que su obra de teatro no tiene más que admiradores y aplausos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Es que la gente a veces

Me aburren sobremanera las anécdotas edulcoradas. No me refiero a las anécdotas optimistas o a los finales felices. Me refiero concretamente a ese especímen al que le gusta regodearse y solazarse y envanecerse y derretirse sola, relatando para un público amodorrado cómo su pareja la hace sentir especial.
Estoy cansada de las mujeres que cuentan como una anécdota fantástica, haciendo mohínes vergonzosos, que su novio cayó "de sorpresa" con dos entradas para el cine, o que les llevó el auto que chocaron ellas al taller, o que les regaló unas zapatillas con cupones de descuento, o que les puso un pasacalles para el día de la madre porque se fueron de viajedeesquíconamigos y se justifican con ese gesto deleznable. Me aburre que me cuenten que el divino del marido cuidó tooooooooda la tarde a lagorda por única vez en el año, mientras ellas se la pasan cuidando a lagorda y quejándose de las salidas del marido.

(Las anécdotas que incluyen flores, chocolates y regalos sorpresa del shopping están totalmente fuera de este análisis por empalagosas)

Y quiero aclarar que a mí me encanta que me hagan regalos, que me lleven el auto al taller, que el santo de mi novio cuide a elgordo así yo puedo salir a comer con mis amigas, que me llene de besos y de palabras edulcoradas el oído! No hay nada que me guste más!
Pero es necesario, es REAL-MENTE necesario, que obligue a mis amigas a escuchar estas cuestiones personales, que las obligue a premiarme con sus caras de emoción y sus "Ahhhhh" y "Uhhhh" la dicha soberana, única e indescriptible de tener un novio?

Ayer le comentaba estas inquietudes a mi amigo Pablo, y para mi tranquilidad sólo levantó las cejas y moviendo desconsolado la cabeza dijo "Es que la gente a veces...".

lunes, 14 de septiembre de 2009

El talón de Aquiles

Aquiles es uno de los semidioses griegos más recordado: hermoso, invencible, tenía éxito con hombres y mujeres y fue uno de los luchadores más aguerridos del ejército de Troya. Símbolo de la impetuosidad de la juventud, Aquiles se irritaba fácilmente y abandonaba la lucha en los momentos más impredescibles. Su mamá, la diosa Tetis, para hacerlo invulnerable lo sumergió siendo bebé en la laguna Estigia, sujetándolo por el talón derecho. Y precisamente ese lugar, al no ser sumergido, se convirtió en su punto vulnerable en las batallas, y dio lugar al mito del "talón de Aquiles".

En qué podríamos sumergirnos nosotros para hacernos fuertes e invulnerables? Probablemente mi mamá no encontró la laguna Estigia porque nos hubiera tirado a todos de cabeza ahí adentro para evitarnos tantos disgustos relacionados con nuestras debilidades. Vamos por la vida llenos de talones de Aquiles, vulnerables cada uno a distintos factores, internos o externos, que se transforman en nuestra cruz. Algunos llegamos a hacer el leit motiv de nuestras vidas, justamente, al hecho de escaparles o esquivarlos momentáneamente. Nos metemos en clases de yoga, pintura, respiración, instrumentos aborígenes y danzas japonesas, nos automedicamos con té verde, lechuga macrobiótica, ginseng, dieta-club y rivotril, para alcanzar una sensación que nos aleje de nuestro talón de Aquiles cotidiano.
No importa si es un ex novio, el chocolate, la adrenalina, el conflicto, dormir hasta tarde, obsesionarnos con el pasado: siempre hay algo que nos gana, que vence todos nuestros propósitos, que nos hace volver a empezar una y otra vez. Y que cada vez que caemos nos averguenza, al borrar todas las promesas a nuestras amigas y a nosotras mismas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Je me fous du passé

La gran Edith cantaba que no se arrepentía de nada; que le daba igual el mal o el bien que le hubieran hecho, que estaba todo pagado, barrido y olvidado. En síntesis, que se cagaba en el pasado. Se cagaba en sus amores, en sus recuerdos, y hasta en sus miedos. A partir de esta decisión, vivió su vida como se le cantó el orto (valga el burdo juego de palabras), tuvo amantes donde y cuando quiso, se drogó cuanto y con lo que quiso, se casó varias veces y murió en 1964 en la Provence a los 49 años.

Yo tengo mucha admiración por Edith. La verdad que yo no puedo cagarme en nada. Me persiguen los fantasmas de mis miedos, de mis relaciones fallidas, de cuando mi mamá me mandó a Parque Norte de excursión con el colegio y me puso en la mochila nada más que un termo con agua (sí, de la canilla), cuando todas mis compañeras llevaban chizitos, cocas, sandwiches y caramelos. En fin, una serie interminable de sufrimientos que yo, supongo (y espero), sean la causa de mis malformaciones emocionales del presente. Digo que espero, porque sino no sé para qué voy a terapia, porque si estas malformaciones no responden a nada explicable de mi pasado, será sólo que alguna gente viene más fallada y otra más perfecta, y yo no quiero ser fallada, quiero ser perfecta aunque sea dentro de mil años.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Encuentros terapéuticos

En mi grupo de terapia hay un señor que no me cae nada bien. No sólo encarna mis peores demonios, como ser bajito, convencional, machista y aburrido, sino que además es zalamero, salame y otras delicias.
Cuando entró al grupo pensé que era mi deber moral educarlo, mostrarle el lado correcto de las cosas (algo así como Take a Walk on the Wild Side), explicarle mis puntos de vista y, obviamente, enriquecer los suyos. Pensé que si le decía que se aggiornara en sus conceptos de familia (la mía es atrozmente opuesta a la suya y cuando describo mis bizarreadas me mira cruzando las manitos regordetas sobre las faldas, muerto de ganas de interrumpirme y criticarme, pero no le doy chance), si le explicaba lo lógico e incluso lo saludable de amar y odiar alternativamente a la misma persona, iba a ayudarlo a convertirse en mejor ser humano. En mi plan, él a su vez me redimiría a mí en mi tarea, y me dejaría un paso más cerca del Cielo después de tan arduo y altruista trabajo.
Sin embargo, el miércoles pasado me llevé una sorpresa. Se sentó Mr X en una actitud un poquito belicosa, y me la vi venir. Sin mirarme a mí, el muy cobarde, y dirigiéndose solamente al terapeuta, explicó que en la semana había llamado al coordinador de nuestra terapia para contarle que se sentía muy pero muy mal en el grupo, que vomitaba en el baño de su casa cuando llegaba, y que estaba decidido a abandonar la terapia porque “en este grupo hay alguien con el que no puedo convivir, y esa persona es….”, y con dedito gordo y acusador, adornado con fastuosa sortija matrimonial, me señaló a mí.

martes, 8 de septiembre de 2009

La Madre de sus Hijos

Lo que más miedo me da en el mundo es cuando escucho que un hombre se refiere a la chica que lo acompaña como “la madre de mis hijos”.
Mi amigo Pablo me contó una vez que un amigo de él, casado con una chica que yo conocía, era el que más descontrolaba en las despedidas de soltero. Cuando le pregunté por qué no hacía las mismas cochinadas bizarras con su mujer, me contestó muerto de risa que Pablo se horrorizaría ante tal idea, ya que Soledad es lamadredesushijos, destinada por lo tanto al trato más reverencial de frígida, aburrida y no apta para el desarrollo de actividades creativas en la intimidad.
Alguien me puede explicar cuándo confundimos “madre” con “opio”??! Desde cuándo señorita divertida, sexy, un poquito suelta de cascos como todas las que conozco y dada a los entretenimientos sanos (léase: partying, malabarismo, procrastinación del tiempo, habilidades consideradas "masculinas") debe esconder prolija y prontamente todas estas facetas si desea contraer matrimonio con señor putañero, convencional, machista y aburrido? Quién quiere estos maridos? Y quién inventó que son un mal necesario?

La Peor de Todas desde cuándo?!

Estoy cansada de que mis parejas me hagan sentir siempre que soy La Peor de Todas. Soy controladora, desconfiada, y me encanta, pero me encanta, el conflicto. Y qué? Hay gente que es manipuladora, abusiva, desconsiderada, estúpida o mentirosa. De hecho, entre los últimos novios que tuve recuerdo un mentiroso compulsivo y varios estúpidos.
También estoy harta de que en las primeras salidas me digan que nunca se sintieron tan bien, que nunca tuvieron mejor sexo, que nunca se rieron tanto, que nunca estuvieron con alguien más inteligente. Y meses más tarde, como si todo esto hubiera sido una ilusión óptica, no dudan en afirmar que nunca se sintieron peor, que nunca pelearon tanto, que nunca les dijeron tantas cosas horribles y que nunca nadie les sacó “lo peor de adentro” como hago yo.
Si les saco “lo peor de adentro” es porque lo tienen adentro, a ver si se enteran! Que sus novias mensas y aburridas no los hayan confrontado nunca con emociones controversiales que los sorprenden porque no pueden descifrarlas en 5 segundos no me hace a mí peor persona!