lunes, 30 de noviembre de 2009

Vacas flacas o vacas gordas

Hay algunas cosas que cuando escasean, no se extrañan; pero si se obtienen con frecuencia, no podemos vivir sin ellas.
Por ejemplo, la peluquería. Hacerse reflejos, o mechitas. O claritos. Nunca se te había ocurrido: hasta ahora, pelo natural, se cotiza sin canas, por ahí alguna tintura aclarante en el verano, tono sobre tono. Ahora, pasás por la peluquería para service completo y te quiero ver: asistencia perfecta todos los meses. Cada vez queda mejor, más profesional. Pensás que te parecés más a Jennifer Aniston. O a Gisele Bundchen. O a Flor de la V. Cuestión de gustos. Es un lujo, un gasto imponderable, pero vale la pena. Can´t live without it, de repente.

O el sexo, también. Las temporadas bajas no se extraña. Para qué? Sexo con desconocidos es una basura, todo el mundo lo sabe. Las primeras veces con un conocido, anche. Así que no nos perdemos de nada. Mejor salir con amigas, llenarse de ropa en invierno, evitar la cera, acostarse solita y en el peor de los casos, satisfacción por mano propia. Obvio.
Ahora, cuando lo tenés, y del bueno, agarráte. Porque no podés pasar dos días sin pensar en eso. No importa si él está cansado, si ya se echaron 2 polvos, si mañana hay que levantarse temprano, si los chicos pueden despertarse, si acá no da.
NADA IMPORTA.
Y lo peor es que no podés entender cómo hiciste para pasar tantos meses de hambre.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Pensamientos tudo bom

Recién llegada de una experiencia sensorial en Ibiraquera, debo decir que no necesariamente es en vacaciones que las ideas dejan de fluir, sino que al vacacionar (ellas también) sencillamente toman un tinte más exótico y decontracté. Surfean otra onda, bah.
Uno de los pensamientos que pasó por mi cabeza fue que muchos de nuestros blogs son hijos de John Kennedy Toole, y de su genial y póstuma obra, La Conjura de los Necios.

viernes, 20 de noviembre de 2009

A mí me parece

Hay pocas cosas más valiosas para mantener la amistad a lo largo del tiempo que el sentido del humor. De hecho, hay pocas cosas más útiles en la vida, y es una clara señal de inteligencia. Yo no podría vivir sin una mirada humorística sobre mis desventuras y sobre las de los que me rodean.
Hoy confeccioné con gran dedicación una lista de todos mis amigos, en la cual aparecen en los primeros lugares los cínicos, los graciosos, los de humor negro, los de risa fácil; y en los últimos puestos los solemnes, los moderados, los susceptibles y los quejosos.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Clasificación de madres: la fotógrafa profesional

Nunca entendí a las madres que van al acto de sus hijos, y no contentas con sacarle fotos a SU propia criatura sobre el escenario, dedican toda su atención a fotografiar a los compañeros, la escenografía, las maestras, a la directora discurseando bienvenida. Lloran, sacan fotos, obligan al marido a filmar y desenfocan en todo el proceso.
Además, antes del acto toman fotos de los niños disfrazados de cangrejos, monos, soldados y arbustos en mitad de la vereda, abrazados a otros compañeros, con otras madres, solos. Se confunden y sacan a un grupo donde no está su hijo, se sacan entre ellas, con sus hijos, con otras madres.
Y al finalizar el acto, en vez de huir desesperadas en busca de un café y un tostado, forman un piquete a la salida del salón de actos, donde se amontonan gritando, empujando, disparando sus cámaras con flash hacia todos lados, y obligando a sus hijos agotados y transpirados a repetir el mismo ritual de la vereda. Como si no hubiera sido suficiente.

Peor que Alcatraz

Te sentís bárbara una semana. Diez días. QUINCE. Llegás a desconfiar de tan armonioso estado mental, de tanta paz de espíritu. Pero sigue. Y no hay conflictos, o si hay son menores, o si son mayores pasan a la cama y de ahí al olvido. Y tomás LA decisión: no más terapia. Ya estás bien. Cómo no se dan cuenta? Todo entendido, incorporado, apre(he)ndido, superado.
Y el día antes de anunciarle a tu terapeuta que no vas a ir más, que te vas a tomar vacaciones para siempre de terapia, que te vas a Katmandú a proseguir tu camino de elevación espiritual... ZÁCATE! Same old story.

Por suerte no anunciaste nada. Cabeza baja, pico y pala otra vez.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuando llueve, llueve

Diluvio y corte de luz. Odisea de 50 minutos para atravesar 20 cuadras en taxi. Llegamos a casa empapados y nos miramos. Un poco desorientados.
Me pregunta, "Y ahora qué hacemos? No se puede hacer nada sin luz. No hay tele, no hay juegos en la compu."
Y justo cuando estoy a punto de decirle que la vida está llena de opciones sin pantallas, que puede jugar a miles de cosas sin luz, me viene a la mente que no voy a poder ver el mail. Ni escribir y leer blogs. Ni mirar el pronóstico del clima en windguru. Ni leer el diario online. Ni chatear con mi hermana que vive en París. Ni calentar TODO en el microondas. Ni secarme el pelo.
Que no voy a poder hacer nada de nada.
Y me guardo el discurso sobre la vida sin tecnología y suspiro. Y le digo que esperemos, que tiene razón. Que yo tampoco sé a qué jugar.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ayer, hoy y siempre

Cuando sos chica y vas al colegio, la infancia no transcurre en armonía entre la clase, el recreo y campeonatos de payana: se arman indefectiblemente bandas y grupitos que te dejan afuera o te dejan adentro, y eso sella tu vida para siempre.

Algunas forman alianzas basadas en su belleza de princesas y en sus rizos dorados: esas se casan todas con chicos del mismo colegio, forman parte del mismo club, sus maridos van a ser amigos entre sí y van a tener 4 hijos cada una. Alrededor de los 40 años la mitad del grupo se divorcia o cae en el alcoholismo, y terminan de revival en los brazos de un pibe de 20 que les sirve de amante y levantador de autoestima.
Otras se juntan por intereses o juegos en común: esas van a fundar asociaciones y a trabajar en empresas exitosas, se van a casar más tarde o nunca y van a ser deportistas y activas.
Hay quienes se hacen amigas porque las mamás las incitan, las empujan, a formar amistad con las elegidas: esas van a ser siempre unas frustradas, persiguiendo el sueño de lo que no fueron; son las eternas wannabes, enamoradas del chico equivocado y que terminan conviviendo con el que sobró y les dio bola.
Otras forman alianzas porque son las que quedaron solas y se sienten más fuertes en la unión: ese grupo es totalmente heterogéneo, y nos regala desde una cantante de ópera hasta la directora de una multinacional.

Y, last but not least, están quienes se hacen amigas porque se reconocen en la otra. Inventan códigos y secretos que más tienen que ver con la imaginación y la creatividad que con actividades tradicionales en niñas de su edad. Se ríen del mundo, crean otros nuevos, y la vida las junta una y otra vez: aquí, allá y en ningún lado, porque su amistad es un eterno devenir y los códigos y los secretos son siempre los mismos, en cualquier lugar que se encuentren.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Encuentros terapéuticos III

Y a veces una se preocupa tanto porque piensa que tiene que definirdecidirelegir, y en el fondo se trata más de poder controlar la incertidumbre y no elegir nada por apuro. Poder tomar un licuado de banana con angustia, dice mi terapeuta. Dice que no pasa nada, que la vida es un proceso lento de cosas rápidas.
Y yo soy especialista en decisiones rápidas, y si hubiera tomado todas las que pensé, ahora tendría 7 hijos y no tendría ninguno, y estaría haciendo parapente en Córdoba, fumando un porro en Hawaii, trabajando de broker en la Bolsa, casada 3 veces y separada 5, y soy todas esas y no soy ninguna, y no necesito tomar decisiones porque me definió mucho más no tomarlas.

martes, 3 de noviembre de 2009

Plain and simple

La gente con desorden de personalidad escribe mails con tipografía en color y MAYÚSCULA.
O en los mails de madres que recibo a diario, fervorosas amantes de llenar sus espacios y su vista con letras coloridas.
O la gente que tiene muchos secretos.

Pero nadie en sus cabales sigue jugando con las fuentes en el 2009.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Las mujeres son de Venus (y de Marte)

Tengo la ingrata sensación de que las mujeres nos alegramos tremendamente cuando sobresalimos en una actividad (intrínsecamente) masculina, pero no sucede lo mismo con los hombres y las actividades (so-called) femeninas.

Por ejemplo, yo me siento muy feliz si juego soberbiamente de 9 al fútbol con amigas, o si alcanzo el tiempo de mi novio corriendo 15 km, o si me meto a surfear a la par de mis amigos.
Pero por qué será que ningún hombre (heterosexual?) se siente particularmente gratificado si aprende a bordar un almohadón, a preparar con dignidad una ensalada, o a combinar con decencia y buen gusto la vestimenta de sus hijos?