El viernes fui a ver el Ballet Contemporáneo del San Martín. Fiel a mi costumbre, decidí asistir sola y al mediodía, por lo que la sala estaba repleta de señoras over 50, bailarines aficionados y familiares del elenco. Al lado mío se sentaron una señora de alrededor de 60 años y su amiga, ambas dos con anteojos, carteras, bolsas, tapados y paraguas, que diseminaron con sus fragancias varias y a la buena de Dios, entre sus butacas, la mía y el piso. De más está decir que entablaron amigable conversación en voz alta desde que se sentaron hasta que aparecieron los bailarines (y hubieran seguido si yo no les hubiera sibilado un CHHHH! con cara de orangután).
La cuestión es que una le contaba a la otra que había visto a la familia de Marcelo, que los nenes habían crecido un montón, que Marcelo estaba re deprimido y no sé qué más. En eso, escucho que la amiga le pregunta "Y el más grande? Era tan buenmozo ese muchacho...", y la señora le contesta "Ah, no, ese debe ser GAY porque no se casó, y ya tiene como 30 años".
Era todo tan simple. Y yo que me hacía tantas preguntas acerca del comportamiento escurridizo y promiscuo de los señores de esa edad... Y eran todos GAYS!
Hace 6 años