viernes, 28 de mayo de 2010

Oda matutina

1) Dejo a mi hijo en el colegio. Despedida efusiva, todavía es chico y no le da verguenza. Me pongo ipod y salgo a la vida. Me choco con algunos padres en la puerta, pero ya no soy ellos, ahora soy yo y los ignoro.
2) Camino hacia la oficina. Es la hora que más me gusta del día. Las veredas están vacías, y yo me apropio de ellas. Me da como una nostalgia de Buenos Aires, aunque ya estoy acá. Qué raro.
Los porteros manguerean, yo esquivo los chorros de agua con saltitos ágiles y me siento súper en forma, porque a la mañana pongo siempre música pilas y me la creo. Nada de Mañana en el Abasto.
3) Compro café en Havanna de avenida Corrientes. En realidad ahí ya estoy a dos cuadras del laburo, pero es la excusa: un café por la calle y el ipod mejoran mi visión del mundo. Y dilatan mi llegada a la oficina.
4) Paso adelante del teatro San Martín y paro siempre a mirar la cartelera. No sé, me siento más cerca del arte cuando hago eso, aunque después no vaya a ver nada. A veces no leo la cartelera, sólo me paro ahí. Hacer eso también me hace sentir cerca del arte. Me paro ahí y me quedo unos minutos escuchando el ipod. Me reconforta imaginar que la gente piensa esa chica está mirando la cartelera, y en realidad no la estoy mirando, estoy procastinando. Pero nadie diría eso, claro.
5) La gente me mira o yo miro a la gente? Me gusta la gente, toda la gente. A veces miro demasiado fijo, me dicen todos. Me siento feliz de vivir acá, aunque no sé bien por qué. Esta ciudad me canta, y yo le contesto.

4 comentarios:

D. dijo...

Hola PDT:

Está muy bueno. Yo también sentí la senciación del Buenos Aires tempranero, y uno como propietario de esa calle, del camino pre-marcado. Borges decía que a esa hora de la mañana, la ciudad parece una casa donde los dueños no se despertaron todavía.

Cuando vivía allá se me hacía también eso de que "no nos une el amor sino el espanto, será por eso que la quiero tanto". ¿Lo conocés?
Una ciudad tampoco existe sin café.
Como una casa sin mate.

Ey, tenés que disfrutar esa edad de tu hijo, esa demostración de cariño luego se corta, y queda en el recuerdo. Y que bueno que lo lleves vos.

Saludos.

La Peor de Todas dijo...

Hola, Cronicas! No conocía eso de que nos une el espanto, pero está muy bueno y es muy gráfico, ja! Me imagino que no se limita al vínculo con una ciudad, jeje!

Anónimo dijo...

PDT: Es TAN cierto lo que decis. Buenos Aires te hace sentir nostalgia de Buenos Aires. Pero no cuando estas lejos, no, sino cuando estas ahi. Es curiosisimo. A mi no me ha pasado en ninguna otra ciudad del mundo. Curiosisimo realmente, y genial como lo identificaste.

Anónimo dijo...

Ah, como siempre, olvide de firmar. El comentario de arriba es de (como sospecharas) La de Oz.